miércoles, 5 de diciembre de 2007

OPINIONES DE EXPERTOS EN CIBERCULTURA

Los celulares como hemos revisado en la bibliografía, son capaces de ayudar a la socialización de los individuos, incluso han sido de utilidad en rescates, pero ¿realmente es necesario comunicarse mediante ellos en cualquier momento? La anormalidad en el uso del teléfono celular aparece cuando el individuo al darse cuenta que es la primera vez que puede llevarse consigo “aparatos que poseen al mismo tiempo propiedades de comunicación y de computación”, como lo señala Howard Rheingold, se crea inconscientemente una dependencia. Está se detecta porque el aparato se convierte en una parte primordial de la vida, mayoritariamente, de los jóvenes universitarios. Se valora como medio de expresión ocupándolo como medio para deshacerse de las compañías no deseadas, evitando el enfrentamiento cara a cara.

Sin embargo, ha transformado nuestro entorno social volviendo lo virtual en elemental, y transformando la convivencia cara a cara por el mensaje a mensaje. Nos lleva al descuido de obligaciones o actividades importantes, al aislamiento de la familia y amigos, así como a pensar continuamente en él cuando no se le tiene cerca. Actualmente los niños nacidos en la década de los 80, están haciendo uso de estos aparatos sin importar el tiempo, lugar, espacio o respeto a los demás, es ese “algo” que va con ellos a todas partes, todo el tiempo.


El problema de la dependencia al uso del teléfono celular se evidencia cuando: el individuo necesita utilizarlo a cualquier hora, envía una gran cantidad de mensajes de texto al día, llega al grado de considerar al teléfono móvil como el mejor accesorio y además, invierte una considerable cantidad de dinero en tiempo aire.

Se entiende que en una conexión permanente no hay horarios; entonces, este “fetiche tecnológico” puede llegar a convertirse en un elemento de explotación. Al respecto, la revista PROFECO publico un artículo sobre la “Tecno adicción”, en donde mencionan que “Según un informe de la empresa de Telecomunicaciones estadounidense gíreles Work, presentado en 2005, el 63% de los consumidores de todo el mundo no prestaría su celular a nadie, y el 78% duerme junto a él. En México existen alrededor de 63 millones de teléfonos celulares en uso, una impresionante cantidad que deja ver el impacto económico y cultural de estos dispositivos, que se han vuelto indispensables para un alto porcentaje de población de todos los estratos sociales. Durante días festivos y fines de semana se envían 55 millones de mensajes diarios por celular en nuestro país, mientras que a lo largo de días normales, los SMS llegan a fluctuar entre 35 y 38 millones. Así como el teléfono celular permite una comunicación instantánea y práctica, también puede llegar a interferir en la vida cotidiana y en las relaciones interpersonales si se emplea excesivamente, por lo que es recomendable moderar su utilización”.

En dicho artículo mencionan los siguientes puntos para detectar la dependencia a las nuevas tecnologías en general:
1 Exposición de más de seis horas diarias a equipo tecnológico, con excepción de una necesidad real por cuestiones laborales.
2 Disminución importante en la capacidad y en los hábitos de socialización.
3 Ansiedad excesiva ante la difi­cultad de usar a diario equipo tecnológico (síndrome de absti­nencia).
4 Inadaptación en diversas áreas de la vida social, familiar y per­sonal.
5 Necesidad recurrente de contar con equipo tecnológico sofistica­do y de aparición reciente.
6 Cambios importantes en los patrones de vida cotidianos de­bido a la exposición prolongada a nuevas tecnologías; gran parte del día, el pensamiento gira en torno al momento de usar algún aparato.
7 Cambios importantes en el esta­do de ánimo relacionados con la adquisición o pérdida de equipo tecnológico.
8 Los cambios en el comporta­miento no se explican por la presencia de algún padecimiento psiquiátrico, enfermedades, ni consumo de sustancias.
9 Alteraciones en los patrones habituales de sueño o de la con­ducta alimenticia debido al uso de las tecnologías.

Enrique Israel Heredia Gayosso, especialista en Cibercultura y Multimedios Digitales, destaca que entre los principales beneficios que dicho aparato tecnológico nos ofrece están su instantaneidad y movilidad. Además, en la actualidad ofrecen –continúa el originario del Distrito Federal-, y reúnen las capacidades de otros medios como son: el sonido de la radio, la imagen de la televisión o la sencillez del hipertexto de Internet.

“Yo agregaría –dice el Doctor en Ciencias Políticas y Sociales: Jorge Lizama Mendoza-, que a nivel social se da una comunicación desterritorializada. Esto, sin olvidar la reactualización constante del producto mismo, puesto que podemos cambiarle los tonos, fondos de pantalla, entre otras cosas, lo que nos hace creer que estamos adquiriendo un teléfono celular nuevo”.

Sin embargo, la implantación de la tecnología celular como elemento vital de nuestra vida diaria, nos ha convertido en seres dependientes de sus ventajas. Jorge nos cuenta que el problema tiene que ver con la combinación que los jóvenes hacen de la telefonía móvil y el Chat: “en primer lugar, generan una economía y ahorro del texto, lo cual se nota en sus trabajos, sobretodo en estudiantes que no leen, generando muchos derroteros”.

El ponente del Primer Seminario de Formación Docente en Teoría Social impartido por el Centro de Estudios Básicos en Teoría Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Enrique Heredia, explica durante la entrevista que el mayor efecto negativo que ha notado en sus estudiantes es que el uso de la telefonía móvil ha provocado en ellos conductas socialmente no aptas: “Está generando de forma masiva un hermetismo social de proporciones inimaginables, ya que debido a los reproductores de música independientes, o los insertos en las funciones del celular, la percepción de la realidad cambia, es como ver autómatas del celular en las calles”.

Pero como mencionaba nuestro especialista, entre las principales funciones que utilizan están por orden de importancia: reproductor de música, realizar llamadas o mandar mensajes, sacar fotografías o grabar videos, divertirse con los juegos y utilizarlo como reloj, acceso a Internet, la conectividad bluetooth o puertos infrarrojos, y la función de grabadora.

Otra de las modificaciones en la conducta que recuerda Heredia Gayosso es, la imperiosa necesidad de los jóvenes, principalmente, por tener cerca de si el celular, llegando a provocar dentro de las aulas baja atención por parte de los estudiantes. Hecho ilustrado con las siguientes gráficas:
Poseer un celular es indispensable



El teléfono celular debe permanecer encendido en todo momento



No puedo salir de casa si no tengo mi teléfono celular conmigo



Puedo permanecer sin hacer uso del teléfono celular por un lago período de tiempo


Puntualiza el graduado con Mención Honorífica del 2005 por su investigación de seis años: “Hackers en el contexto de la sociedad de la información” en la UNAM, Alberto Lizama, que han sido los medios de comunicación quienes lo ha convertido al teléfono celular en el fetiche de está década. Y nos comenta que de acuerdo a la perspectiva de Gilby –una prospectora de medios en Estados Unidos-, indica que el teléfono celular es uno de los medios que vienen con más fuerza para los próximos años, debido a que se ha vuelto esencial.

No obstante, invita el también profesor de posgrado en la Universidad Latinoamericana, a que está tecnología, la de los equipos móviles, sea entendida de forma estratégica para las comunicaciones en la información-conocimiento. Ya que con ello se podría eliminar en cierta medida el enfoque consumista que ha adquirido por la explotación de la información-entretenimiento. Lo cual se refleja en el consumo de tiempo aire de los estudiantes.
Ambos profesores coinciden, en que la masificación de está tecnología no hubiera podido darse sin las facilidades que el mercado actualmente ofrece. Siendo más explicito, Enrique nos platica que la globalización, con la aceleración de la producción y, la ampliación de mercados a nivel mundial, provocaron que el acceso a la tecnología se abriera abaratando los costos de los productos. Y para lo cual también surgió el dinero plástico, apunta.

A manera de conclusión podemos decir que la diferencia entre ser un ciudadano bien informado o ser un ciudadano informacionalmente hábil, radica y dependerá del uso que le demos a la telefonía celular, es decir, nosotros seremos quienes marquemos está diferencia. A la cual no hay que condenarla sin conocerla en realidad, ya que como toda herramienta tiene sus ventajas y desventajas.

Y para darnos cuenta de si el uso que le estamos dando es adecuado, basta según Jorge Alberto Lizama Mendoza con preguntarnos ¿cuál es la productividad que genera en nuestra vida la telefonía celular, más allá del entretenimiento? Respecto a los salones de clase el nos cuestiona: “¿el teléfono móvil sirve para romper mi vida privada y la de otros o, hace que me vuelva más ‘bit’ y menos ser social?”.

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